“(…) Arquitectura no del futuro, sino de un presente alternativo que explora nuevas formas de ejercer la profesión con formatos, intereses y temas emergentes que requieren de otras miradas, herramientas y capacidades.” (1).
Las ciudades y sus indisociables arquitecturas interfieren, tanto
directa como indirectamente, en la vida cotidiana de todas las personas que de
una forma u otra la habitan. Bajo esta premisa fundamental, los arquitectos
debemos de ser capaces de desarrollar prácticas y métodos inclusivos, que
impliquen al ciudadano en la toma de decisiones y acciones que comporten
cambios reales y directos sobre la planificación y el desarrollo colectivo del
entorno. Esta condición lleva, inevitablemente, a la mejora de la accesibilidad
social sobre el valor, la gestión, el uso y el disfrute de la arquitectura.
Además, posibilita la aparición de nuevas maneras de entender y plantear la
arquitectura, más humanas y respetuosas con el medio que nos rodea.
La crisis económica en España, y especialmente en Canarias, ha
hecho patente la necesidad de transformar nuestras ciudades a través de la
práctica arquitectónica. Lo que se ha traducido en un cambio de actitud por
parte de los agentes que intervienen en la creación del territorio, humanizando
la arquitectura y la calidad y cualidad de los espacios que genera.
Se proponen nuevas aproximaciones a las necesidades del ciudadano
a través de la arquitectura, con el objetivo de trascender, dejando atrás el
elitismo para explorar “nuevas formas de ejercer la profesión con formatos,
intereses y temas emergentes que requieren de otras miradas, herramientas y
capacidades” (1).
Como resultado de dichas prácticas, el surgimiento de nuevos
términos conllevan nuevas formas de mirar y pensar, desde miradas
transdisciplinares capaces de buscar respuestas de forma conjunta a los
urgentes desafíos sociales, medioambientales y económicos a los que nos
enfrentamos hoy en día.
La resiliencia, el desarrollo sostenible, la participación, la
inclusividad, la mediación, la cultura, la creatividad, lo digital, los
feminismos, la colectividad, los afectos, los cuidados, la densidad y el
decrecimiento son conceptos que direccionan el urbanismo social actual. De
necesaria consideración en el cuestionamiento del desarrollo urbano y en la
toma de decisiones que afecten a su metabolismo.