Sobre la cartografía según Bourriaud, preguntas al aire

Los métodos de representación de las distintas formas de manifestación de la realidad actual parten de formatos previamente consolidados, que contribuyen al reconocimiento colectivo a través de la memoria. En este sentido, la elección de una temática presente para su representación, conlleva de forma intrínseca una reflexión hacia lo actual y lo real.

Bajo esta premisa, en un mundo en el que las imágenes no bastan para la representación del espacio humano, la cartografía topocrítica  ofrece una vía de escape para visibilizar lo invisible, donde la clave radica no en la búsqueda de métodos de representación, sino en la opción más acertada para representar aquellos datos que no posean ni rostro ni cuerpo.

¿Cómo debe representarse lo que no es figurable para favorecer un mayor conocimiento del experimento?¿Es condición necesaria para cartografiar lo no figurable que pueda cuantificarse?

Si lo figurativo desvía la atención a lo no-figurativo ¿Debemos concluir en la representación de formas explícitas? ¿Es el arte la herramienta más acertada para cartografiar el presente?¿En qué grado somos capaces de comprender a través del arte el contenido no figurativo de una cartografía?

A esta última pregunta podría responderse en palabras de Bourriaud:

“El arte tiene que cuestionar con el fin de alentar <una democracia de los puntos de vista>, una policultura del imaginario: es decir, lo contrario a la monocultura de la información.”

En una sociedad en constante evolución, donde nuevas miradas y realidades se cruzan de forma continua, debe existir una representación conceptualizada y multi-diversa que se corresponda con el momento en el que se desarrolla.

“En un mundo en vías de uniformización, la singularidad de los paisajes aparece en miradas poéticas y críticas.”

Bourriaud, N.(2003). Topocrítica. El arte contemporaneo y la investigación topográfica. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario